EN LAS CABINAS 469

EN LAS CABINAS 469

  12:41    CINESPORNO

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Bueno, no voy a hacer una introduccion larga porque me parece que no soy bueno para presentaciones. Pisthaco es un seudonimo que uso bastante, asi que lo usare para este relato: soy un hombre de 27 años, sin compromiso y aun en el closet.

Comenzare contandoles como entre a este mundito que parece tan escondido pero que esta muy expandido aqui en Lima Un día, revisando el hi5, encontre un grupito que llamo mi atención. Cabinas Uruguay 469.

Llamó mi atencion, porque supuestamente era un sitio de encuentros casuales bastante concurrido para gente de ambiente. Confieso que a mis 26 años (en ese entonces), solo había practicado el delicioso placer de la carne unas 10 veces (eso ya lo contare en otra historia) y ya habian pasado 2 años sin que la viera... asi que me dije "Ya es hora :S".

Usando buscadores de internet, ubico el mencionado lugar, y para mi sorpresa, era en un sitio bastante cercano de mi trabajo. Me aventure a visitar el lugar pasando de largo. Pasaba casi todos los días frente al susodicho punto de encuentro al salir de la chamba y no me animaba a entrar, hasta que luego de un par de semanas, me animé. Entre, y encontre a una chica que me envio a una de las cabinas de al fondo, donde abri este programita, el Mirc, el cual ya conocía de antes.

Ya tenia idea de que habia un chat para encuentros (que ya estaba configurado en la pc que me dieron), asi que me aventure a buscar gente. Pisthaco era mi nick. Una vez dentro, habia mensajes de los mas diversos colores, como un mercado de sexo. Estaba emocionado y excitado... nunca habia estado en una situacion como se me presentaba: tantas personas con las que posiblemente podría tener relaciones.

Deseaba sentir dentro de mi el calor de alguien mas, asi que empece con el clásico y cursi "Hola, alguien quiere hablar?". Obviamente nadie me contesto, mientras los ofrecimientos de sexo iban y venian. Desanimado, pero no menos caliente, casi al terminar la hora que alquile, me pare y me fui al baño que estaba cerca de mi cabina luego de pasar un pasadizo en forma de L (había tomado mucha agua).

El cuarto de baño es bastante espacioso, pero tiene solo un inodoro. Estaba vacio asi que entre y cerre la puerta, y al salir, me cruce con un muchacho simpático, de mi estatura, con el cabello rizado, con unos jeans marcados pero no apretados y una chompa azul, bastante varonil. Nuestras miradas se cruzaron mientras el entraba y yo salía. Me detuve en el pasadizo antes de irme y volteé. No había cerrado la puerta del todo, estaba suficientemente entreabierta como para poder observar a quien estuviera adentro.

La curiosidad pudo más que la prudencia y me acerque a la puerta a mirar. El chico estaba con el miembro fuera de los pantalones, sacudiendoselo para limpiarlo luego de haber descargado la vejiga. Yo miraba su pene con ansias pues no había visto ni sentido uno desde hacía unos 2 años. Meti un poco mas la cabeza y el me miro a los ojos y me llamo con la cabeza. Entre, cerré la puerta con seguro y me agache frente a el mirando su herramienta, la tome con las manos y empecé a masturbarlo. Solo pasaron unos segundos para que mis caricias calentarán a este chico y su miembro se pusiera tieso. Se puso un condon con puntitos y me tomó de la nuca, acercandome a él.

Con avidez introduje su pene en mi boca y empecé a chuparlo como un chupetin, como un niño que quiere su biberón, tratando de tragarmelo lo más profundo posible. El tomo mi cabeza con sus dos manos suavemente y empezo a impulsar su pelvis contra mis labios una y otra vez. Me sentía en la gloria, sentir esa herramienta dura y caliente rozar mis labios y mi lengua, con la sensación extra de los puntitos, mientras la cabeza de su pene me golpeaba la campanilla. Mi cuerpo respondio moviendose hacia el, sintiendo mi rostro estrellarse contra sus jeans y mis labios besar su vello pubico.

Miro hacia arriba y veo como me observa tragarme su tronco con gusto mientras seguia impulsando su pelvis hacia mi. Pasados unos minutos, el muchacho retira su pene de mi boca y empieza a masturbar su miembro unos instantes con rapidez, para luego insertarmelo de nuevo entre los labios, y con un par de fuertes movimientos pelvicos y empujando mi cabeza con fuerza hacia el, soltar un gemido de satisfacción que siempre recordaré, mientras mi rostro estaba aprisionado entre sus jeans, su chompa azul y sus manos que sujetan mi cabello mientras siento el calor de su pene a través del condón mientras perdía su dureza.

Luego me soltó, me miró, me sonrió, me dió las gracias y yo, habiendo recuperado la verguenza, me despedí nerviosamente pero satisfecho y salí raudo de las cabinas para tomar mi microbus a casa. Nunca volvi a ver a ese chico en posteriores veces que fui a la cabina, pero me gustaría encontrarmelo de nuevo. Hecho verídico :) Espero que les haya gustado mi relato y ya les contaré luego otras de mis experiencias.

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