Todavia tienes una anecdota dentro de un cine porno? Aun existen en tu ciudad? Pues dale una mirada a esta pagina y te daras cuenta que no eres el unico. Si tienes alguna experiencia que contar .... estamos ansiosos de conocerla.

lunes, 20 de febrero de 2012

CRONICA DE UN CINE PORNO




Extraido de  : http://goo.gl/mQmTk
Hasta hace unos días se me habían acabado las ganas de escribir, aunque en realidad creo que por el sol y las vacaciones a cualquiera le da por no hacer nada, durante el día. Después de este largo receso, pensé en escribir sobre la fuerte pelea que había tenido con Gian hace unas semanas, mi mejor amigo, pero lo cierto es que los grandes amigos, tienen grandes peleas y grandes reconciliaciones, así que deje de tomarle importancia. La idea de ir a un cine porno había cruzado mi cabeza y estaba dando vueltas desde hace algunas semanas, dado que me había puesto a leer un foro al respecto por simple curiosidad; esta mañana, que me levante temprano para ir a correr, me lave la cara, me bañe y finalmente termine de leer aquel interesante foro. Había comentarios desde que los cines porno son una madriguera de delincuentes y enfermos de todo tipo, hasta que es el mismo paraíso del sexo entre personas no solamente heterosexuales. Comentarios divertidos, informativos, obscenos, terribles, manipuladores y hasta de un alto nivel cultural; sin embargo, me había cansado de releer los comentarios y quería sentir la sensación, o mejor dicho, vivir la experiencia de estar en un cine así, donde el aire acondicionado no funcione y donde la gente no sea bien parecida como a los que normalmente voy. Lo cierto es que había muchas opciones y todas quedaban en el centro de Lima, me aterraba ir ahí sobre todo por la delincuencia que pulula en los alrededores, pero esa sensación de querer saber me invadió, así que comencé a descartar cines, siguiendo las recomendaciones de los foreros. Finalmente me quedaron dos: el Cine Tauro y el Cine Ritz; nunca llegue a decidir en el momento, fue en el Metropolitano que decido ir al segundo, dado que el paradero estaba más cerca y podía escapar si algo no salía bien, justo antes de salir de mi casa, me prometí no tirar ni hacer algo que no se encuentre dentro de los limites que me siempre me pongo, sólo era curiosear. Espere una hora y diez minutos, que es el tiempo que el Metropolitano se demora para llegar a la estación España y lo primero que hice fue pasar por el cine, ya estaba oscureciendo así que tenía que ser rápido si no quería ser presa de alguno de los maleantes. Pase dos veces por la puerta, justo después de que entra un hombre alto vestido con terno entro yo, el hombre de la taquilla no me dice nada y yo sólo atino en darle los S/. 6 soles que costaba la entrada y que estaba en un cartel. El cine era una reliquia o joya arquitectónica muy bella, con una sola sala, tenía dos baños uno de mujer y otro de hombre, aunque la verdad nunca supe para que existía el de mujeres, el mezanine era espacioso, las butacas muy cómodas y de color rojo, si bien no tenia aire acondicionado estaba muy bien ventilado, dado que las puertas o mejor dicho las cortinas, dejaban pasar el aire a toda la sala. Lo primero, entre al primer piso y sin mirar a nadie me senté en el medio como me lo aconsejaron, dado que ahí siempre se sientan los principiantes y ningún gay puede fastidiarte (esas son las reglas), no estuve ni cinco minutos sentado, dado que al ver la pantalla gigante y las grotescas imagines; además, del olor a colonia barata de un señor que estaba parado por las cortinas que servían como puerta, me dio ganas de arrogar, es decir, nauseas, nunca había sentido esa sensación tan de asco, como esa vez, lo cierto es que después de ver a las estrellas porno en la pantalla gigante, me pare para observar, descaradamente, lo que sucedía a mi alrededor y de paso calmar un poco esa sensación de asco, no había nada raro excepto por unos pocos señores esparcidos por todo el lugar. Subí al segundo piso y un olorcito a marihuana inundaba el lugar, a pesar de la buena ventilación, esta hierba se identifica donde sea, era un joven que estaba masturbándose y fumando esa droga, mientras los viejos señores de al lado se ganaban con el pase; obviamente, el joven aquél era heterosexual, de la misma manera como en el primer piso comencé a observar descaradamente lo que sucedía y el cuadro era diferente, no sé si gays, no sé si heterosexuales, no sé si casados inclusive estaban ahí, lo cierto, es que todos estaban haciendo algo entre las butacas, a no ser que se les haya caído las llaves o la billetera y la andaban buscando. Sin caer en la exageración, el segundo piso estaba dividido entre los viejos homosexuales aguantados de la izquierda, los viejos heterosexuales aguantados de la derecha y los indefinidos del centro, en donde me encontraba yo. Me senté y no pasó ni un minuto y un viejo de la derecha se sienta en las butacas de atrás y me patea el asiento como para pasarme la voz, simplemente atine en irme a la izquierda; además, el que fumaba marihuana estaba más o menos cerca de ahí. Estuve observando el lugar por unos cinco minutos, apreciando la bella arquitectura que tenia; obviamente, sin dejar de escuchar a la rubia estrella porno que gritaba, tanto que parecía que había salido de un conservatorio para cantar ópera, hasta que me percate que todo un escuadrón de los viejos homosexuales de la derecha estaban detrás mío, fue en ese momento que la sensación de temor de antes de entrar al cine, me envolvieron un poquito. Así que volví a bajar al primer piso, pero antes paso algo sumamente raro, después de la opera de la estrella porno, la película había terminado, así que no hubo una mejor idea que poner a Madonna en uno de sus conciertos como telonera para la siguiente película que se iba a pasar, fue el momento más gracioso de la noche y recordé, sin lugar a dudas, a mi mejor amigo Gian e imagine cuanto nos hubiéramos reído al ver esa escena; además, que Gian adora a esa artista; luego de reírme un rato, finamente baje, la verdad no sé para qué, ya había conocido el cine, ya sabía cómo era, pensé en que era el momento de irme, pero justo antes de ello me percato que había entrado un chico como de mi edad, bastante guapo o al menos parecía, dado que no podía ver muy bien en la oscuridad, pero los avisos de “SALIDA” ayudan, él me miro, yo lo mire y nos entro la duda ¿éramos de la nota?, el punto es que nunca lo supe y tal vez nunca lo sepa, el chico aquel también había ido por primera vez a Ritz y lo sé porque también se puso a mirar TODO de una manera descarada como yo, ello no quiere decir que él también sea de la nota, tal vez sólo había entrado a curiosear, era una lástima, dado que era el único chico que me interesaba en aquel cine, pero con la esperanza de que aquel me hable volví al segundo piso, el chico de negro (que era como estaba vestido) también subió, pero sólo a observar, mientras tanto, yo me percate que en el centro un nuevo visitante había entrado, aquel era mayor, pero no feo y gordo como los viejos homosexuales de la derecha, así que para no perder el tiempo y experimentar que se siente tener algo en un cine; así que comencé a tocarme al frente del mayor que era simpático; sin embargo, el mismo viejo de las pataditas, se sentó atrás de donde estábamos nosotros y estaba observándonos, algo que no iba a permitir, así que sin roche, deje al chico mayor guapo y baje al primer piso con la intención de hacer lo que los viejos heterosexuales hacían mientras veían la película, como para no quedarme sin las ganas, pero no me di cuenta que el chico mayor guapo me siguió y termino haciendo lo que tenía pensado, fue algo nuevo, algo excitante, algo muy raro en realidad porque después de que terminara, el chico mayor guapo me conto que era la primera vez que iba, que nunca antes había hecho eso antes a alguien, mas bien, se lo habían hecho y que quería seguir saliendo conmigo, para ello, necesitaba mi celular o mi MSN, porque le había gustado, sólo a atine a pararme e irme, pero antes sin lugar al temor, el chico mayor guapo, que se llamaba Javier, me dio un beso en la mejilla, no sentí nada, excepto un poco de asco. Salí raudo y sin querer me cruce con el chico lindo de mi edad, a quien estaba a punto de hablarle, pero algo me lo impidió, tal vez la vergüenza o el temor al rechazo, lo cierto es que una vez sentado en el metropolitano rumbo a mi casa, me puse a pensar en lo que le hubiera dicho a aquel apuesto chico de negro, era de suponerse, me arrepentí en no decirle nada, uno no sabe lo que hubiera pasado sin antes haber arriesgado. Hay muchas experiencias en la vida, muchas son buenas o divertidas, como esta, pero sin lugar a dudas, esta experiencia hubiera sido mejor si la hubiera tenido con alguien querido al lado; mientras caminaba hacia la estación central a unas cuadras de la estación España, sin miedo a ser secuestrado o violado por las calles, dado que actualmente están muy bien alumbradas, sentí la necesidad de querer opinar con alguien aquella experiencia o de haber vivido con alguien aquella experiencia, alguien que me ame y sienta esas mismas cosquillas al ver el descaro de la gente que entraba a aquel cine; sin embargo, no se tiene todo en esta vida. No sé si volveré algún día al cine Ritz, por lo menos no está dentro de mis planes a mediano o largo plazo, tampoco la recomiendo o ínsito a que vayan a explorar ese submundo, lo que si les digo es que mientras vivas experiencias nuevas como estas, te vas dando cuenta la necesidad de tener a alguien a tu lado para no terminar como los de la derecha.










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